Hay días eternos, hay noches más largas,
con los brazos cansados de sesgar al viento
¿A ustedes les pasa? No poder sonreír
quedarse callados con tantos improperios
La gente pasa sin saber
que la observo, y me pregunto,
quién me estará observando a mí.
Veo sus rostros, su andar, su ropa
observo sus gestos y la forma
de mirar
confundo a veces mi sentir con el de
ellos
transeúntes tristes o
felices,
según mi ánimo actual.
Me pregunto cómo me verán sus
ojos
será mi andar alegre sobre el camino
o arrastrando los pasos tal vez me
perciban
o simplemente no sabrán que existo.
La gente pasa, tanta humanidad
tanto sentir en una sola ventana
con el día y la noche a cuestas
con la lluvia o el sol en el vidrio
Pasan las estaciones,
la misma abertura, la misma mirada
diferente el sentir, diferente las
ganas
antes el mañana era urgente
urgente la necesidad de cariño
urgente era abrir la ventana
y respirar el mundo, de una sola
bocanada.
La gente pasa sin saber que la
observo
la gente pasa sin saber
la gente solo pasa...el vidrio
queda,
y la misma mujer detrás.
Mónica Gribaudi
Tu esencia es el principio de
mi fin.
Atrevida mi presencia te recorre,
como si no hubiesen más mañanas
para compartir
y con el corazón descalzo y
desprolijo
busco sin permiso en tu torrente
ese sentir...
Aquel leve suspiro, esa señal
que me sujeta para siempre
a ese espacio que genera
la vibración de tu piel,
en mi piel ya sin nombre.
Mónica Gribaudi
Me visualizo ahí, en tu pecera Pepe
Mónica Gribaudi
Muchas veces
el arcoíris se apoderó de todo, llegó junto con la primavera, con esos
colores que la vida te regala a veces y se instaló fugaz en el alma, y
brilló tanto, que puede ver su esplendor en cada inhalar y exhalar de
mis pulmones.
Cuando
llegue el invierno escribiré otro poema, hablaré de praderas, con frondosos
árboles, hablaré de jardines con niños jugando, y de un camino que recorrí
acariciando todos los colores que existen en el mundo y puedo jurar que
entonces será el verde mi color favorito, el verde esperanza, ése, ése será mi
color.
Mónica
Gribaudi
Cuando falleció mi abuela, recuerdo que entré al cuarto y le tapé los pies,
tenía la sensación de que sentía frío, hoy sé que lo que sentía frío en ese
momento era mi corazón.
Tantas veces me tocó decir adiós y recuerdo que en cada una de ellas sentí
que se me salía el alma y se me iba detrás de esa persona, no sé si para
acompañar su último recorrido o para intentar detener su vuelo aferrándome al
último latido, a su última mirada.
Hoy el dolor, es una nube de recuerdos que llueve sobre mí.
A veces es lluvia por la que me
gusta caminar lentamente y dejar que me moje, deliciosa llovizna tibia que trae
recuerdos hermosos que se acurrucan en el pecho y lo hacen sonreír.
Otras son temporales que descargan sus rayos en mi corazón y lo acongojan,
malos tiempos que es mejor olvidar para poder encontrar paz, pero que
inevitablemente como parte de la vida vuelven y me recuerdan lo vulnerable que
soy y la impotencia de mi propia humanidad.
¡Qué efímero es el tiempo compartido, como se escurre y según su intensidad
deja o no huellas!
¡Qué feliz mil veces fui con los que despedí alguna vez y aún hoy son
lluvia mansa de primavera en mí!
Mónica Gribaudi.
He visto al horizonte despertarse, ruborizado por el sol que se desliza con todo su esplendor en la mañana, tentándonos a perseguirlo a dar siempre un paso más.
Lo vi de un gris mortal y silencioso cuando las nubes negras de tormenta llueven sobre él todo su odio.
He visto al horizonte sacudirse enderezar su línea y erguirse caprichoso, lo he sentido en mi piel enamorado y soñador cuando la luna lo sujeta a mi retina y en ocasiones lo sentí tan cerca que casi lo pude tocar.
Hoy juro que me paré sobre él, así se siente mi espíritu a veces parado en la misma línea inalcanzable. Es que el amor lo puede todo impulsarnos una y mil veces provocando el encuentro, el abrazo antes de que se aleje otra vez.
Me siento ser aquella ave peregrina persiguiendo el horizonte siempre con su abanico de posibilidades obligándome a elegir una y otra vez...
A menudo los pasos se cansan. A menudo los sueños no despiertany las voces que salen del almasuenan tristes y dan mucha pena.A menudo los pasos se cansanse detiene la marcha y suspirasCuántos pasos dejamos a la veradel camino que a veces no se anima.A menudo te vuelves inquietono soportas la grava en el sueloy esquivando los charcos de lodoa los saltos avanzas con recelo.Las voces que salen del almaa menudo se vuelven ajenasse oyen como de otras bocasse oyen como de otro ser.A menudo en el tiempo te pierdesy dejas a la mar tus latidospara que la marea los alejea otro puerto, en otro amanecer.Mónica Gribaudi
Ya no eres mía sonrisa eres de la mirada que te encuentra y el corazón al que acaricias.
Hay momentos
eternos,
esos que
abarcan todo
se enraízan
en el alma
y nunca
dejan de latir.
Hay momentos
hermosos
que uno no
quiere que pasen
también hay
de los otros
que deseamos
olvidar.
Hay momentos
dulces
que
saboreamos enardecidos,
y aquellos
que acongojan
y dan ganas
de llorar.
Pero todos
los momentos
agradezco en
esta hora,
porque hacen
lo que soy
mi fortaleza
y debilidad.
Puedo decir
que hoy
mis pasos
firmes
se sostienen
en los momentos
que la vida
me hizo pasar
aquellos
malos y aquellos buenos
los que
trajeron guerras
y los que
trajeron paz.
Y a seguir por
el camino,
todos ellos
me invitan
a recorrer
sus parajes
con los
pasos sin prisa
sintiendo en
la frente
el vendaval
o la brisa
simplemente
dando gracias,
por poderlo
transitar.